Entender la vida como un juego
Aquellos que me conocen saben que me gusta jugar, y que soy muy competitivo, esto último dicho en el tono amable de la palabra. Compito, pero me gusta dejar salidas airosas a mis oponentes. Y digo esto porque desde que descubrí con 12 años el deporte más maravilloso del mundo, el baloncesto, no he dejado de jugar, no he dejado de competir. Así es como entiendo la vida, eso son los valores y principios que me transmitió su práctica y que traslado ahora al ámbito de las organizaciones a través del coaching, el training en habilidades profesionales y directivas o el mentoring.
Como todo en la vida tiene su proceso. A pesar de que siempre he destacado en casi todo aquello que he hecho, nunca busqué protagonismo, es más, tendía a minusvalorarme poniendo en práctica una barrera de humildad mal entendía que desactivaba cualquier intento del crecimiento del ego. Porque con 16 años (año 1988), uno de los clubes más representativos del baloncesto español, el Joventut de Badalona, me ficha y en el paso 4 años inolvidables pero muy duros, de mucho aprendizaje como decimos los coaches cuando las cosas vienen mal dadas. A pesar de que en 1989 formé parte de la selección española juvenil, en la que jugamos el Campeonato de Europa celebrado en España, dos lesiones importantes hacen que prácticamente “aprovechara” apenas 3 de esos 4 años.
Esta circunstancia me permitió volver en 1992 al equipo de mi ciudad y disfrutar de unos años de un nivel competitivo muy bueno y de conocer a fantásticos compañeros. El factor humano se estaba consolidando y tomando forma de manera silenciosa en mi identidad y se abriría paso en el futuro.
Tras volver de Badalona tenía claro que no iba a apostar por una carrera profesional itinerante por España o Europa, como otros compañeros hicieron. Seguí estudiando, y el prometedor futuro ingeniero tuvo que conformarse con ser un economista prudente (básicamente porque nunca hubo especial conexión con las ciencias económicas y empresariales). Terminada la carrera en 1998, me incorporo al mercado profesional “real” en el área de ventas, hasta que en el año 2007 descubro una disciplina que cambiaría mi vida, Coaching. Un método para mejorar el rendimiento de las personas. Lo dicho una epifanía, un camino de no retorno. De repente todo ese background del que hablaba antes despertó, para no volver a dormirse nunca más.
Y comienzo este viaje llevando a cabo una preparación intensa y exhaustiva para poder desarrollar un desempeño eficaz y honesto, entre la que destaco el Master en Coaching y el de Psicología, a las que se suman diferentes Certificaciones Profesionales en áreas de Equipos, Comunicación, Comportamiento Humano, Valores y Motivación de Alto Impacto.
Paralelamente, se despierta mi espíritu emprendedor formando parte de distintos proyectos profesionales relacionados con el desarrollo de personas y empresas, hasta que en agosto de 2013 creo mi propia idea de negocio, TIM Talent In Motion, toda una declaración de intenciones. A todo esto le sumo, por si fuera poco, mi puesto de trabajo en una entidad financiera en el segmento institucional.
Otras de las vías que corre paralelamente a las anteriores es mi vuelta a la Universidad, pero esta vez como docente. Comienzo en Universidad Loyola Andalucía y actualmente colaboro en la Universidad de Córdoba con el Máster de Dirección Estratégica RRHH. También desempeño el papel de Director académico del Programa Especialista en Coaching Profesional acreditado por ASESCO (Asociación Española de Coaching).
Mi especialización en el área Executive-Team Coaching, y en psicología de las organizaciones me han ayudado a entender las necesidades de los líderes para motivar y evolucionar sus organizaciones y equipos en entornos competitivos y en ocasiones caóticos. El valor diferencial en mi trayectoria profesional está precisamente en la versatilidad de la misma y en mi pasado deportivo, en la que siempre me propongo un espacio de innovación, práctico y experiencial. Para transformar un líder, un equipo hay que sudar mucho, como se hace en una cancha de baloncesto.
Y como soy un buscador inconformista, me encuentro ahora en mi penúltimo proyecto. En la Escuela Europea de Empresa, liderando el Área de Gestión del Talento y Desarrollo de Personas. Con una tremenda ilusión porque los compañeros de viaje son extraordinarios y porque en este caso he jugado astutamente, ya que he seguido la máxima de sir Isaac Newton, “Apóyate en hombros de gigantes”, donde la interpretación personal e interesada que hago es, “aprovecha la grandeza de otros para mirar más lejos y poder ayudarlos a ser más grandes aún”.
Miguel Ángel Luque.
Director del Área de Gestión del Talento y Dirección de Personas.